domingo, 4 de septiembre de 2011

El papel de la Iglesia Catolica y la realidad de los devotos...

Cuestion de imagen

"... Todos los fieles a San La Muerte son cristianos y en su mayoria participan del credo catolico. Lejos de la pasividad, esta participacion es plenamente activa. No solo porque algunos de ellos rezan las oraciones mas difundidas del credo catolico, asisten a misa y han recibido diversos sacramentos de la institucion, sino sobre todo porque la enorme mayoria suma a sus creencias las enseñanzas del Evangelio y no al reves. Queremos decir: para sus fieles, ninguna iglesia tiene el poder para poner en tela de juicio la validez del santito; no hay sacerdote ni obispo que pueda convencer a un devoto de San La Muerte de que su creencia es supersticion."

"Una iglesia como la catolica, de dos milenios de existencia, debe seguramente tener notables aptitudes y estrategias para sobrevivir. Una de ellas, a nuestro juicio, es su enorme capacidad de acomodarse frente a un escenario que considera definitivamente irreversible.
Como en otros casos, frente al culto de San La Muerte la Iglesia Catolica adopta una posicion dual, dado que, por un lado, niega su validez y condena el culto como una herejia supersticiosa, y por el otro, lo acepta en la practica como una forma mas de religiosidad popular, incluso -como lo señalan los responsables de los santuarios- bendiciendo sus capillas, estampas y seguidores. Muchas de estas bendiciones tienen lugar camufladamente, en silencio."


La realidad de los devotos...

" Los pueblos no asisten a un supermercado de religiones y se sirven de la gondola la que mas les cuadre sino que, por el contrario, la religion está en la misma genesis de un pueblo, es la raiz del Estado, es la matriz de la cultura, es la manifestacion concreta del espiritu. Consejo ineludible para el sociologo: alli donde se quiera saber como ha sido un pueblo, debe estudiarse a fondo su religion. Asi como pensaban la divinidad, asi como pensaban a Dios, asi se pensaban ellos; pues Dios no es otra cosa que la idea que un pueblo tiene de si mismo.
San La Muerte, el santo non santo, goza de una santidad merecida no a fuerza de reclamos ante el Vaticano ni en virtud de milagros acontecidos alguna vez y probados por vaya a saber uno que documento irrefutable, sino ganada a lo largo de siglos de estar alli, en los peligros y placeres de la vida cotidiana, junto al que sufre por amor y al que teme a su enemigo, acompañando la angustia diaria, la fiesta comunitaria, el dolor y la alegria. Sus milagros no necesitan mas pruebas que las que acontecen a diario en la vida de los devotos: piden proteccion y nada les pasa, reclaman por su amor y este oye, espantan a sus enemigos y estos huyen. Se sobreentiende que no importa aqui en qué medida esto acontece "objetivamente" -si se permite la inclusion de un termino que este trabajo no ha reclamado para si en ninguno de sus parrafos-, sino que interesa que subjetivamente, quienes participan de este culto así lo viven. Esa es su realidad."

fragmentos de la obra "Simbolos y fetiches religiosos en la construccion de la identidad popular"

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