miércoles, 5 de octubre de 2011

¿Quién mató a Rosendo? Una novela con mas de un mensaje profundo.

Vandor, un mafioso líder sindical peronista que lleva años pactando con gobiernos y patrones para desactivar el movimiento obrero argentino, es el probable asesino de Rosendo, que murió en un tiroteo entre dos bandos sindicales. Que en verdad sólo disparó uno de los bandos es lo que se propone probar Rodolfo Walsh a través de una rigurosa investigación que deja al descubierto las complicidades y torpezas de jueces y policías.
“El sistema no castiga a sus hombres: los premia. No encarcela a sus verdugos: los mantiene”. Sobre esta premisa se alza ¿Quién mató a Rosendo?, novela casual (las piezas, o capítulos, fueron primero artículos para un semanario obrero), aunque no por ello menos meritoria, pues el resultado es más que sólido. Rodolfo Walsh advierte que si alguien quiere leer estas páginas como un relato policial, allá él, y también que los destinatarios “naturales” del libro son los trabajadores argentinos. La doble advertencia, que debería ponernos en contra (¿por qué presentar el libro como novela si apenas roza los ingredientes del género?, ¿a santo de qué leer algo escrito con una voluntad tan localista?), se convierten en un, también doble, argumento a favor: se trata de toda una lección sobre cómo armar un documental en literatura y no hay libro bueno si el verbo no se hace carne.
Como dice Isaac Rosa en su prólogo, “la narración está recorrida por una clara voluntad de estilo, lo que convierte a ¿Quién mató a Rosendo?  en eso que venimos llamando arte“. El libro, además, es importante, o me lo parece a mí, por lo que tiene de aviso. Siempre habrá unos señores sin escrúpulos encargados de sofocar cualquier intento de los trabajadores de recuperar su dignidad y su poder. Y es increíble aquello de lo que son capaces de hacer estos guardas de privilegios mezquinos.



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